19 de abril de 2024

Pozo Alcón: La historia y sus gentes III por José Manuel Leal

EL PRECIO DE LA INDEPENDENCIA

El proceso de independencia de Pozo Alcón fue totalmente atípico, no sólo porque Quesada contradijo dicha separación desde el principio, pujando con una cantidad mayor, sino también por lo que en realidad tuvo que pagar finalmente por su libertad.

La secuencia histórica fue la siguiente: en 1647, los vecinos del lugar de Pozo Alcón piden la separación; en 1648, se produce la exención con la toma de posesión de todo el término y diezmería; y, a partir de aquí- ya dijimos que la exención fue atípica- Quesada inició una reclamación, lo que dio lugar a las llamadas «Probanzas», todo lo cual modificó la cantidad inicial y que finalizó en 1650.

Desde las primeras noticias históricas del profesor Buendía hasta el libro de Manuel Moreno “Pozo Alcón. Historia Ilustrada de un Pueblo”, se viene deslizando un error sobre el precio de la independencia. Éste se fija en principio en 5000 ducados para la corona, más 70312 maravedíes en impuestos de la «media annata» pagaderos por primera vez en 1648 y posteriormente cada 15 años a perpetuidad, según la “Carta de Libertad”, siendo modificado esto último posteriormente.

El dato de los 5000 ducados no es del todo correcto y, aunque es cierto que en principio eso fue lo ofrecido por la villa y aceptado en el Documento de Independencia, al final el precio fue mucho más alto, como veremos a continuación.

Los años 1649 y 1650 fueron claves y especialmente duros, desde el punto de vista judicial y humano, en el proceso de independencia de Pozo Alcón. Años duros, sí, pero de compromiso de todos los vecinos, los 191, con su libertad. Atrás quedaban aquellos días felices del año 48, cuando, el 12 de junio, el rey Felipe IV concedía la exención del Pozo respecto a la villa de Quesada. Atrás quedó, también, en septiembre del mismo año, la toma de posesión de todo el término y diezmería, que incluía a Hinojares, Cuenca y Arroyo Molinos. atrás, en fin, la colocación de la horca como símbolo de autonomía judicial y demás actos jurídicos.

Desde el principio, Quesada habría reclamado la separación y había pujado con 2000 ducados más, lo que elevaba a 7000 el precio de la libertad. Bien merecía la pena porque, según Quesada:»…viene a quedar con la exención del Pozo disminuida y perjudicada de su término de jurisdicción y de uno de los mejores lugares«. Se iniciaba así un largo y accidentado proceso judicial entre el Pozo y Quesada.

El Pozo respondió igualando la puja y subiendo otros 500 ducados más, es decir, un total de 7500 ducados. A tal efecto, primero el 8 de enero de 1650, el Consejo de Regencia de la Villa, y posteriormente el 3 de abril, todos los vecinos se reúnen otorgándole una «Carta de Poder» a Sebastián de Camargo (su representante judicial ante los Reales Consejos), para que los defienda en el proceso. En este documento, todos los vecinos solidariamente, en un total de 191 cuyos nombres conocemos, se comprometen, renunciando a todo posible derecho, a responder con sus haciendas para el pago de la exención. 

El documento empieza así: «Sepan todos los que vieren la presente escritura de poder cómo nos el Concejo, Justicia y Regimiento de esta Villa de Pozo Alcón y su término y jurisdicción, estando como estamos juntos en nuestro Ayuntamiento llamados para tratar de las cosas…«. Y más adelante «…y por parte de esta Villa se suplicó del Auto e hizo tanteo de los dichos 2000 ducados y pujó más otros 500 ducados, con que todos vienen a ser 7500 ducados pagados a ciertos plazos. Del dicho tanteo y puja se dio traslado a la Villa de Quesada y concluyó el pleito«.

Poder para Sebastián de Camargo en el pleito y pujas con Quesada

Quesada, por su parte, continuó la puja llegando a ofrecer hasta 12000 ducados, «porque se le deniegue la dicha exención«. Pero una sentencia de los Reales Consejos, donde se dilucidaba el pleito, de 14 de febrero, había puesto fin a estas reclamaciones y pujas, y había dado la cosa por juzgada. Podríamos preguntarnos si el precio final fue muy elevado. La respuesta nos la da el propio Sebastián de Camargo quien lo aclara así: «…reconociéndose que con los 7500 ducados que mi parte viene a dar por la dicha exención, no sólo viene a pagar a razón de 7500 maravedíes por cada vecino, que es lo que pagó la parte contraria cuando se eximió de Úbeda, sino que viene a pagar casi la mitad más, porque la dicha villa de Pozo Alcón todavía no tiene doscientos vecinos«.

Para hacernos una idea más exacta: por ejemplo, una docena de huevos podía costar alrededor de 20 maravedíes, y un caballo, alrededor de 50 ducados. Otro ejemplo: el valor de todo el cortijo de Valdemanzano, propiedad de los jesuitas, con tierras de regadío, secano y de olivar, así como el cortijo, molino, mesón y casas, fue valorado en 1650 en 5000 ducados (Quesada Martínez, M. “La Compañía de Jesús en Guadix, 1590-1650”. Granada 1993).

En conclusión, como hemos visto y queda demostrado, el precio final de todo el proceso de separación fue de 7500 ducados más los 70312 maravedíes, pagaderos cada 15 años a perpetuidad, aunque posteriormente quedó fijada en 15 pagas, es decir, durante 225 años, hasta 1873. Lo que sí sabemos con certeza es que en 1751(Catastro del Marqués de la Ensenada) lo estaban pagando: “Dijeron que el común (el pueblo) no tiene más cargo que los 70312 maravedíes con que sirve a su Majestad”. Y un poco antes: “…y el año que cumple el quinquenio o plazo, se reparte entre sus vecinos la referida cantidad y servicio”. A todo esto, habría que sumar el gasto en abogados, documentación y viajes a Madrid, como el que realizó Cristóbal de Cuenca en un suceso violento que vino a enturbiar más el proceso judicial y del que nos ocuparemos en un próximo artículo.

Un alto precio, sin duda, en aquellos calamitosos años de mediados del S. XVII con períodos de sequía, malas cosechas, guerras y epidemias continuas. Un alto coste para este pueblo siempre fronterizo y que, por primera vez, («Los vecinos de esta Villa todos juntos de por sí y por el todo») unió a todos los poceños en un empeño común: su independencia.

Primer sello de Pozo Alcón

José Manuel Leal

3 comentario en “Pozo Alcón: La historia y sus gentes III por José Manuel Leal

  1. Muy interesante. Ojalá y hoy en día Pozo Alcón tuviera la misma unión que antaño, para dejar de ser el “pueblo de los apañaos”. Seguro que avanzaría y prosperaría con la consecuente mejoría para todos lis vecinos, pues cada vez somos menos.
    Gracias por esa información.

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