20 de abril de 2024

Pozo Alcón: La historia y sus gentes, XX , por José Manuel Leal

EL BAÚL DE LOS SUCESOS. UN CRUEL ASESINATO

UN CRUEL ASESINATO

Cuando se bucea en las noticias antiguas aparecidas en la prensa, es muy común, al igual que hoy en día, que sean los sucesos más escabrosos, terribles o morbosos los que ocupen los titulares. Así, podemos encontrarnos con noticias como la que publicaba “El Popular” en junio de 1847, que decía: “Acaban de sufrir la muerte en garrote dos vecinos de Pozo Alcón, sentenciados por la Sala Segunda de la Audiencia de Granada, por un asesinato que perpetraron hace dos años cerca de su pueblo. Los ajusticiados eran amo y criado, el primero, de notables proporciones, y se dirigieron al patíbulo con bastante ánimo”.

Podemos encontrarnos también con suicidios como el que se produjo en abril de 1889, en una decisión tan radical por un motivo tan nimio. De esta manera lo publicaba el diario “La Correspondencia de España”: “Habiendo sido presa en Pozo Alcón una mujer llamada Encarnación Valero, por robar un hacha aprovechando un descuido, se ahorcó con un ramal de esparto que ató a una reja de la cárcel”.

Y más suicidios. El “Noticiero granadino”, de 18 de abril de 1905, publicaba: “Un robo en Pozo Alcón –Autores detenidos y ahorcados. Ayer fueron detenidos los autores de un importante robo cometido en la villa de Pozo Alcón. Los mencionados autores, que son José García y un hijo de éste llamado Antonio, ahorcáronse en la cárcel, sirviéndose, para tal fin, de las fajas que llevaban puestas”.

Podríamos recordar también, con amplia difusión nacional, las andanzas de Martín García o el crimen de las “Merguizas” a manos de Valentín Moreno. Estos y otros muchos sucesos de similar naturaleza aparecen continuamente en la prensa pudiendo dar, acaso, una idea equivocada de la realidad del pueblo. Tan equívoca, al menos, y desde luego menos sarcástica y mala intención que la que daba el diario “La Unión”, el viernes 2 de agosto de 1878, cuando publicaba: “En Pozo Alcón se ha cometido un crimen horroroso. Tres sugetos (sic) dieron muerte a un labrador, a su esposa y a su hijo; pero de prisa (sic) y corriendo porque tenían que asistir a la novena del apóstol Santiago. Esta última circunstancia consuela. ¡Le da a uno un gusto ver que no se olvidan las buenas prácticas…!”.  Más objetivo era “El Guadalete, Periódico Político y Literario”, dando la misma noticia, al publicar: “En Pozo Alcón se ha cometido un crimen horrible. Tres sugetos (sic) se presentaron en un cortijo de aquel término y dieron muerte al labrador e hirieron gravemente a la esposa y un hijo de éstos. Uno de los delincuentes ha sido capturado por la guardia civil, y los otros dos se han presentado al juzgado del partido”.  

Pero el crimen que verdaderamente causó gran impresión fue uno cometido en 1930. El 21 de mayo de aquel año se produjo un crimen que conmocionó a todo el pueblo y que, por sus escabrosas circunstancias, también fue noticia en la prensa nacional. Ese día moría la niña Dolores de la Torre Pérez a manos de su madrastra, Dolores Jiménez Bustos, quien con anterioridad ya la había sometido a brutales palizas y continuos maltratos. Así lo contaba, por ejemplo, el diario “La Opinión” en el que, bajo el titular de “Niña muerta de una paliza por su madrastra”, decía: “Comunican del pueblo de Pozo Alcón, que se ha cometido allí un crimen horrible. Dolores Jiménez Bustos estaba casada con un individuo de ese pueblo que tenía una hija de pocos años llamada Dolores de la Torre Pérez. La madrastra venía haciendo objeto de malos tratos a la niña desde hacía tiempo y ésta se callaba por no comprometer a su padre. Hace unos días, la madrastra dio tal paliza a la niña que ésta murió a consecuencia de ella. Denunciada por los vecinos, intervino el juzgado que ordenó la detención de la desnaturalizada madrastra”.

Otros periódicos, como “El Correo extremeño”, el “Diario palentino” o “Las provincias”, de Valencia, también se hicieron eco de la noticia con titulares como: “Una mujer infame” o “Maltrata cruelmente a una hijastra de corta edad”.

Dolores Jiménez aparece como el prototipo de la cruel madrastra, joven y bella, con fama de inhumana y recién casada con un viudo que le doblaba la edad, Felipe de la Torre, de oficio arriero. Al parecer, la pequeña podría estorbarla en sus posibles devaneos, aprovechando las largas ausencias del marido. Pero, como su fama la precedía, las vecinas del arriero, conocedoras de la tal Dolores, estaban atentas y vigilantes. Frecuentemente veían a la niña con cardenales y preguntaban a la madrastra por el motivo de éstos, y ella respondía que se los había hecho jugando y peleando con otras chicas. Sin embargo, un día, las cuatro vecinas sorprendieron a la madrastra dando una soberana paliza a la pobre niña, mientras la amenazaba con que no dijera nada. Dos o tres días después se produjo la agresión que acabó con su vida. Poco antes de morir, la niña, presionada por su padre, terminó confesando que había sido su “madre” la que le había dado con un botijo en la cabeza y la había pateado en el suelo. El informe del médico de Pozo Alcón, el doctor Corral, hablaba de “…arañazos y pellizcos en todas las partes de su cuerpo, rotura de la base del cráneo, peritonitis traumática y aplastamiento del hígado”.

El suceso se nos presenta con todos los ingredientes de una auténtica tragedia clásica con la lucha del bien y el mal: el padre, mayor y ausente por su trabajo; la madrastra, joven y cruel; la tierna e inocente niñita, objeto de la ira de aquélla; la voz coral del pueblo…

Fue el diario “El Castellano” el que ofreció la noticia con todo género de detalles:

José Manuel Leal

Un pensamiento en “Pozo Alcón: La historia y sus gentes, XX , por José Manuel Leal

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